Una antigua leyenda nos dice que se han de contar las verrugas que tiene la persona.
Por cada verruga se coge el garbanzo y la persona deberá ir al brocal de un pozo de noche y estando de espaldas al pozo, dejará caer los garbanzos en el pozo. Irse del lugar sin volver la cabeza.
Para reducirlas, basta tan solo frotarlas con un ajo recién pelado y partido. Cada ajo, puede valer para una sola verruga.